Recientemente
conversaba con una persona muy cercana, y me compartía que estaba algo confusa
y en ocasiones frustrada porque su pequeño hijo de apenas 5 añitos, se mostraba
algo irritado y en ocasiones alterado, producto de las circunstancias negativas
que ambos habían experimentado en los
últimos años. Y decía “en algunos casos
la situación es un poquito desalentadora
y poder contralar sus rabietas y comportamiento agresivo, me deja exhausta.
Mientras la
escuchaba con atención, sinceramente no tenía una respuesta directa que le
asegurara que los cambios se producirían al instante. Trate de darle algunos
consejos y guiarla por experiencias que había pasado y las cuales habían tenido
un resultado positivo en la crianza de mis pequeños y/o le di respuestas de
episodios y libros que había leído sobre el tema.
Los días
seguían transcurriendo y en ocasiones, la situación de mi amiga a veces se
mejoraba o parecía que las cosas iban encajando en su lugar, pero uno que otro
día, se convertía en un constante pesar y respuestas sin soluciones. En otras
palabras, la disciplina y las aplicaciones no eran suficientes, aunque estas
estuvieran acompañadas de una dosis de amor y perseverancia.
Un día
orando por la situación, y mientras manejaba, escuchaba un anuncio e invitación
de una iglesia conocida para repartir Biblias a los pequeños de edad escolar
primaria hasta intermedia. De inmediato como una respuesta progresiva del
cielo, vinieron palabras a mi mente como una forma de que Dios había escuchado
mi petición.
“Dile a tu
amiga que la respuesta está en ensenarle la palabra al levantarse y al
acostarse, o por lo menos una vez al día antes de ir a la cama”. Oí como en mi
mente retumbaba:’ búscale una pequeña Biblia con imágenes, (edad pre escolar o
primaria) y repítele noche tras noches quien es Jesús y lo que Dios hizo a
través de su palabra en todo ser humano que había confiado en el.
Que en vez
de contarle historias simples para dormir, le hablara acerca de la creación, de Adán y Eva, Moisés,
José, David y demás personajes que hicieron cambios en la vida de los hombres
que precedieron la caída del primer Adán o con cuales el Dios creador había
establecido un propósito definido desde antes de la creación del mundo. Y que
estas lindas historias debía contársela de manera sencilla para que el niño la
entendiera.
Que al
igual que la disciplina, corrección constante, esperara que la palabra se fuera
metiendo en el interior y mente del pequeño travieso y que los cambios serian
extraordinarios.
La próxima
vez que vi al pequeño luchador y berrínchero, lo escuche hablando de Moisés y
sus proezas. Que refrescante!. Ya no había gritos incontrolados y rabietas sin
control en un pequeño de edad pre escolar.
Y es que la
palabra sin darnos cuenta, produce cambios increíbles en la vida de nuestros
niños. Empezar a temprana edad nos garantiza que sus vidas serán diferentes,
que aunque en ocasiones se desvíen en su propio camino, es muy seguro que
retornaran a lo que se les fue plantado en sus corazoncitos. Y la palabra guiando
su caminar en acciones correctas a; igual que la aplicación disciplina que le
enseñe que desobedecer lo lleva a situaciones no muy buenas.
Algunos
padres preferimos la vida fácil y sin responsabilidad, al dejar que la iglesia
y sus escuelas de niños hagan nuestro trabajo, pero aunque esto también ayuda,
ya que podemos decir que las enseñanzas de nuestras escuelas bíblicas para
nuestros futuros adultos producen efectos positivos, pero la que se enseba en
casa cada día, cada noche, produce efectos más poderosos y relevantes en la
vida de los seres que ocupan la mayor parte de nuestras existencia: nuestros
hijos.
Es bueno
tomarnos un tiempecito, aunque sean 5 minutos para enseñarles, que la Biblia
posee historias y cuentecillos mucho más saludables que las historias maléficas
y violentas a las cuales nuestros hijos son expuestos cada día por medio de la
televisión, el internet y los sitios sociales de internet y aun por las
escuelas donde el humanismo ha jugado un papel decisivo en la vida de nuestros
pequeños, enseñando a hacer lo que mejor le parezca o lo que ellos deseen
hacer.
Y no estoy
diciendo con esto, que los sitios mencionados, sean del todo dañino, pero la
falta de regulación y los bombardeos de violencia y ataques sexuales sin
pedagogía y/o como forma de enseñanza sana; las mentiras, las infidelidades,
los asaltos diarios, la falta de moral y palabras corrompidas, están acabando
con nuestros pequeños angelitos que están creciendo en un mundo de crueldad, y
situaciones no morales y donde ellos al estar expuestos cada día, a estas
barbaridades, desarrollan hábitos no favorables y en ocasiones creando ideas
distorsionadas de lo que es la realidad hermosa de un pequeño que nace con una
mente limpia y sin maldad.
Y lo que al
final vemos que los pequeños están creciendo en este mundo sin control, piensan
que el mundo de violencia, sin respeto y
falta de moral en el que ellos se desarrollan es normal y su carácter se forma
con ideas distorsionadas de lo que debe ser correcto para ellos.
Por eso,
resultado de esta hermosa y efectiva técnica de enseñarles la palabra aun
cuando no saben ni pronunciar las primeras silabas, asegura que hasta los más
hiperactivos e incontrolables obtengan un 100% de efectividad en su
comportamiento, cuando la palabra se mete en sus mentes y corazoncitos como si
fuera una varita mágica por así decirlo. Yo les aseguro y doy mi garantía, que
la palabra los transforma de pequeños dragoncitos a niños dóciles y felices.
Creciendo
en amor y disciplina, en respeto y confianza, en autoestima equilibrada. Porque
la Palabra de Dios, que está en la Biblia ha demostrado que ha cambiado
millones de seres humanos, muchos desde su temprana edad, y otros en su vida
adulta.
Quieres
experimentarlo, te invito a tratar esta opción, te doy apenas seis meses como
máximo para que notes el resultado y el cambio en tu hermoso regalo que Dios te
ha depositado en las manos. Solo atrévete a intentarlo y veras los resultados
que duraran para siempre en la vida de nuestros hijos.
Melida Volquez
Melida Volquez
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