Recientemente conversaba con una persona muy cercana, y me compartía que estaba algo confusa y en ocasiones frustrada porque su pequeño hijo de apenas 5 añitos, se mostraba algo irritado y en ocasiones alterado, producto de las circunstancias negativas que ambos habían    experimentado en los últimos años. Y decía   “en algunos casos la situación es   un poquito desalentadora y poder contralar sus rabietas y comportamiento agresivo, me deja exhausta. Mientras la escuchaba con atención, sinceramente no tenía una respuesta directa que le asegurara que los cambios se producirían al instante. Trate de darle algunos consejos y guiarla por experiencias que había pasado y las cuales habían tenido un resultado positivo en la crianza de mis pequeños y/o le di respuestas de episodios y libros que había leído sobre el tema. Los días seguían transcurriendo y en ocasiones, la situación de mi amiga a veces se mejoraba o parecía que las cosas iban encajando en su luga...

Recientemente hablaba con un amigo acerca de cómo a pesar de nuestras diferencias y posiciones (mi amigo practica el ateísmo donde teníamos constantes discusiones e intercambio de conceptos diferentes habíamos permanecido siendo amigos y su palabras fueron: “es porque yo se diferenciar muy bien lo que es atacar una idea en vez de atacar a una persona. Pero nosotros los seres humanos tenemos la mala costumbre de tomarnos todo personal, incluso ideas, símbolos (dioses, banderas, escudos, etc.), e incluso otras cosas (convicciones políticas,   equipos de deportes, etc.)” Y sus palabras fueron la clave para compartir este tema, porque se nos hace tan difícil ponernos de acuerdo, porque siempre todos queremos ganar, o porque siempre nos aludimos y pensamos que la otra persona nos quiere degradar o atacar, y/o tomamos defender situaciones de terceros. Los psicólogos establecen, que una gran mayoría de personas, poseen conflictos sin resolver dentro de sus vidas. Algunos han ...